lunes, 4 de febrero de 2008

Democracia terrícola






-¿De qué vas vestida hoy, Franklin?

-De archimandrita ruso, ¿te gusta? Venía a preguntarte una cosa: ¿cuántos conflictos bélicos hay ahora en Eden?

-Varias decenas, entre guerras y algaradas más o menos sangrientas

-Pobres, parece que sus democracias no funcionan muy bien.

-No, qué va. Dado que nosotros respetamos con nuestro estricto control demográfico en número de Dumbar, nuestra democracia es casi perfecta, asamblearia directa, con participación de todos y cada uno de los nuestros, pero ellos, que son miles de millones fragmentados además en cientos de Estados y naciones no pueden hacer otra cosa que intentarlo con sus democracias participativas, necesariamente imperfectas, pero, como dijo uno de sus líderes, la menos mala de las formas de gobierno hasta la fecha. -Newman, que hoy lleva un bonito salto de cama que realza las formas de Simone, se queda pensando un momento y añade:
-Por otra parte, es bastante sospechoso y por tanto hay que utilizar el dato con muchas reservas, el que en la actualidad haya más democracias que nunca en los países de su mundo. Sospecho que se han rebajado lo suficiente los requisitos para permitir calificar de democracia a un gobierno o para que entren en esa categoría la mayoría. Es otra secuela del lenguaje políticamente correcto. ¿Tan democracia son Suecia como Venezuela? Según su ONU, sí.

-Tienen no obstante, un error de concepto.

-¿A qué te refieres?

- A que consideran la democracia un logro en sí, una meta inamovible, cuando es siempre inalcanzable en la totalidad, porque es más una tendencia, una permanente y permanentemente perfeccionable, lo que los matemáticos llaman una asíntota.

-Y luego está el hecho de sus cortos periodos de gobierno, salvo en las dictaduras, entre 4 y 7 años, ¿cómo realizar grandes cambios con periodos tan breves? No es de extrañar que los políticos profesionales sean en general más cortos de miras que los individuos que son gobernados por ellos.

-Eso es bastante irresoluble también. Periodos más largos serían peligrosos, porque mantendrían permanentemente en el poder a esas elites, no precisamente intelectuales, pero los actuales, que les permiten cambiarlos si lo hacen mal son, en efecto, demasiado cortos para los verdaderos cambios necesarios

-En realidad, la esencia democrática terrícola no se reside sólo en las elecciones. De hecho, la política es demasiado importante para dejarla en manos sólo de los políticos, remedando a Clemenceau. Todo es política, el terrícola es un animal político como dijo su Aristóteles.

-Sí, tan importante como las elecciones son dos cosas más; una, el contrapeso de poderes: ejecutivo, legislativo, judicial y la libertad de expresión no sólo de ese cuarto poder que es la prensa; y dos, la educación de ciudadanos libres y no sólo de profesionales cualificados más o menos.

-Libertad, igualdad y fraternidad.

-Lo tienen crudo, pero ya lo dijo alguien: es el menos malo de los sistemas de gobierno que pueden permitirse.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No acabo de entender por qué hay tanta gente que afirman ser apolíticos y que dicen que la política es para los políticos. Me da pena.

Lansky dijo...

Quien se define como "apolítico" está manifestando una adscripción bien política, y de derechas, por cierto.

Anónimo dijo...

Supongo que sí. Si eres de izquierdas, que está muy bien visto, no hay por qué ocultarlo. Y si eres realmente apolítico, desde luego que no dices ni eso, posiblemente porque no sepas siquiera qué significa.